NO DEBES PODAR UN ARBOL SIMPLEMENTE PORQUE: las hojas tapan los desagües, para no barrer la vereda, para que el árbol crezca más fuerte y sano, queda más prolijo, para ver mejor el cartel o la vidriera, es muy grande o muy viejo o por la costumbre de que hay que podarlos
Poda de mantenimiento
Es la que se realiza una vez formado el árbol y se continúa a través de su existencia. Consiste en la eliminación de: ramas mal dirigidas, enfermas o secas, rebrotes de raíz, chupones que nacen en el tronco. También comprende el mantenimiento de túneles para conducción del cableado aéreo y de altura de la copa para iluminación y tránsito vehicular y/o peatonal.
2) Sacar las ramas enteras sin desgarrarlas.
3) Previo al corte de la rama conviene seccionar la corteza desde abajo para que al retirar la rama no desgarre parte del tronco.
4) Si la rama es muy gruesa o pesada seccionarla en trozos. Comenzando por la punta. Estas ramas se cortarán sólo si el árbol tiene otras de igual porte que mantengan el equilibrio del ejemplar.
5) Eliminar sólo aquellas ramas y puntas que hagan falta.
6) No podar las ramas que formen un techo, si hacerlo con aquellas muy bajas que molesten el paso de peatones o vehículos.
7) No es necesario talar un árbol cuando sus raíces levantan la vereda. Se puede cortar sólo la raíz que molesta en forma paralela al tronco y luego efectuar una poda de ramas de manera que el árbol mantenga su equilibrio.
8) En caso de cableados y luminarias tampoco es necesario podar todo el follaje, sólo se cortarán las ramas que amplíen el cono de luz o las necesarias para producir el " efecto túnel" que permita el paso del cableado aéreo.
9) Según el tamaño de las ramas se empleará una tijera manual para poda, en segundo orden los serruchos con dentado especial y por último las motosierras.
El hacha y el machete deben ser desterrados en el momento de hacer una poda correcta.
Época de poda
La época más conveniente depende de la especie y de las condiciones climáticas. Las especies de hojas caducas se deben podar durante el reposo vegetativo impuesto por los fríos. El mejor momento para podar es cuando la planta tiene las reservas altas, es decir desde la caída de las hojas en otoño hasta fines del invierno, pero siempre antes de que empiece la brotación.
El peor momento para podar es cuando las hojas se están formando, ya que las reservas están en un nivel mínimo, y cuando la hojas están cayendo, ya que pierden reservas necesarias para la formación de raicillas.
Las especies de follaje persistente es aconsejable podarlas en la misma época que las caducifolias, ya que tienen en ese período menor actividad. Las podas en períodos de intensas heladas resultan perjudiciales para el vigor futuro de las plantas.
La poda de formación es la más polémica pues existen técnicas y costumbres, criterios, mitos y creencias que la envuelven en una verdadera confusión. Por un lado no podar se considera dejadez, por otro se cree que los árboles necesitan de la poda para desarrollarse mejor.
La poda sin lugar a dudas es una agresión al árbol, que produce heridas en los tejidos de la corteza, constituyendo una puerta de entrada a diferentes patógenos. Si no se conoce la técnica de poda y se realiza en forma errónea, normalmente se observa una pudrición descendente desde las ramas involucradas hasta el tronco, provocada por hongos, este proceso es irreversible y lleva a la declinación prematura y muerte del ejemplar.
Las podas deben circunscribirse a lo estrictamente necesario y sin alterar en modo alguno, salvo casos de fuerza mayor, la forma característica de las plantas. Las podas severas no deben ser de uso corriente, sino cuando se decide hacer una reformación de la copa.
La poda del arbolado urbano tiene como objetivo adecuar y mantener la forma natural del árbol a su entorno morfológico. Con la poda se logra: restablecer el equilibrio entre el sistema radical y la parte aérea de la planta al momento de su implantación, adecuar la copa al tránsito vehicular y peatonal, al cableado aéreo, iluminación de calles, mantenimiento de la forma y sanidad del árbol.
Las podas deben circunscribirse a lo estrictamente necesario y sin alterar en modo alguno, salvo casos de fuerza mayor, la forma característica de las plantas. Las podas severas no deben ser de uso corriente, sino cuando se decide hacer una reformación de la copa.
La poda del arbolado urbano tiene como objetivo adecuar y mantener la forma natural del árbol a su entorno morfológico. Con la poda se logra: restablecer el equilibrio entre el sistema radical y la parte aérea de la planta al momento de su implantación, adecuar la copa al tránsito vehicular y peatonal, al cableado aéreo, iluminación de calles, mantenimiento de la forma y sanidad del árbol.
PODA DE ÁRBOLES ORNAMENTALES
No todos los árboles tienen que tener un tronco único, algunas especies utilizadas en parques tiene ramificaciones desde el suelo, lo que se suele llamar multitronco, en este caso es importante hacer un análisis de la posición de las ramas en la copa desde que son jóvenes, las ramas que se entrecruzan suelen perderse con los años, generando problemas. Ciertas ramas grandes, unidas débilmente al tronco pueden llegar a romperse durante una tormenta ocasionando la pérdida de una importante parte de la copa, por eso las podas en etapas tempranas cuando la planta es aún pequeña.
Como condición general se debe considerar que una poda de mantenimiento nunca debe ser realizada sobre las estructuras de ramas primarias o secundarias.
Para asegurarnos que la pérdida de reservas que produce la poda no afecte significativamente el crecimiento posterior de la especie es recomendable no extraer más de 1/3 del largo de la rama a podar.
Dentro de de la poda de los árboles es necesario hacer una diferenciación entre aquellos que se plantan por razones solamente ornamentales y aquellos que además son utilizados para sombra.
En los primeros las podas suelen ser solamente durante los primeros años de plantados para que mantengan su forma característica mas la poda de limpieza siempre necesaria.
Dentro de los segundos además de la poda de limpieza se busca como objetivo que las hojas y flores se mantengan a través del tiempo en la parte inferior de la copa.
Para conseguir esto se realiza una poda de apertura de la copa que consiste en disminuir la densidad de las ramas en el centro de la copa para que aquí penetre la luz solar iluminando la parte interior de la misma.
La imagen exterior del árbol no se verá afectada y solo si miramos desde arriba veremos la apertura de la copa.
Es necesario aclarar que en aquellas especies cuya forma es columnar o piramidal las podas suelen provocar deformaciones irrecuperables por lo tanto esta tarea no es recomendable en estos casos.
En resumen para poder practicar una poda es imprescindible conocer a la perfección la forma y ciclos de floración y fructificación de las especies sobre la que se ve a trabajar de lo contrario se pueden cometer errores difíciles de solucionar.