domingo, 1 de mayo de 2011

PODA DEL ARBOLADO URBANO

Tiene por finalidad la conducción de las ramas primarias y secundarias de un árbol. Con ella se eleva la copa del ejemplar, con el objetivo de no interferir la circulación peatonal y vehícular, la iluminación y la visibilidad de carteles comerciales si los hubiere. 
En la poda de formación se debe tener en cuenta fundamentalmente la manera propia de vegetar y la forma particular de la especie, la que bajo ningún punto de vista deberá modificarse.

La poda de formación incluye:

a) Formación del tallo y elevación de la copa:
La elevación de la copa o refaldado consiste en la supresión progresiva y regular de las ramas más bajas del árbol, a los efectos de llevar su copa a una altura deseada. Cabe destacar entonces, la importancia de una correcta elección de ejemplares en el vivero, ya que si las plantas poseen una adecuada altura de inicio de copa (1,8-2,0 m) disminuyen notablemente los requerimientos de poda durante el primer año. El refaldado no debe hacerse demasiado de prisa (nunca más de 1 m. como máximo por año).
La altura de copa recomendada para el tránsito de peatones es de 2,5 m., en tanto para el tránsito vehicular el despeje será de 3,5 a 4,5 m., según circulen automóviles o colectivos.

b) Formación de túneles para cableado
La presencia de cables obliga a formar un túnel dentro de la copa, por donde se conduzca el cableado. La forma del túnel dependerá de la ubicación del tendido aéreo, ya sea que se encuentre sobre la línea de edificación o de plantación. Es importante formar el túnel a medida que crece el árbol, eliminando o rebajando las ramas que interfieran. De igual manera, se deberá conducir el árbol con el fin de que los artefactos de iluminación queden situados debajo de la copa, siempre que sea posible.

Poda de mantenimiento

Es la que se realiza una vez formado el árbol y se continúa a través de su existencia. Consiste en la eliminación de: ramas mal dirigidas, enfermas o secas, rebrotes de raíz, chupones que nacen en el tronco. También comprende el mantenimiento de túneles para conducción del cableado aéreo y de altura de la copa para iluminación y tránsito vehicular y/o peatonal.

Epoca de poda

La época más conveniente depende de la especie y de las condiciones climáticas. Las especies de hojas caducas se deben podar durante el reposo vegetativo impuesto por los fríos. El mejor momento para podar es cuando la planta tiene las reservas altas, es decir desde la caída de las hojas en otoño hasta fines del invierno, pero siempre antes de que empiece la brotación.
El peor momento para podar es cuando las hojas se están formando, ya que las reservas están en un nivel mínimo, y cuando la hojas están cayendo, ya que pierden reservas necesarias para la formación de raicillas.
Las especies de follaje persistente es aconsejable podarlas en la misma época que las caducifolias, ya que tienen en ese período menor actividad. Las podas en períodos de intensas heladas resultan perjudiciales para el vigor futuro de las plantas.
Si bien la mayoría de las ordenanzas municipales autorizan la poda desde el 15 de mayo al 15 de agosto, es necesario realizar una evaluación previa para iniciar esta actividad.

La poda de formación es la más polémica pues existen técnicas y costumbres, criterios, mitos y creencias que la envuelven en una verdadera confusión. Por un lado no podar se considera dejadez, por otro se cree que los árboles necesitan de la poda para desarrollarse mejor.
La poda sin lugar a dudas es una agresión al árbol, que produce heridas en los tejidos de la corteza, constituyendo una puerta de entrada a diferentes patógenos. Si no se conoce la técnica de poda y se realiza en forma errónea, normalmente se observa una pudrición descendente desde las ramas involucradas hasta el tronco, provocada por hongos, este proceso es irreversible y lleva a la declinación prematura y muerte del ejemplar.
Las podas deben circunscribirse a lo estrictamente necesario y sin alterar en modo alguno, salvo casos de fuerza mayor, la forma característica de las plantas. Las podas severas no deben ser de uso corriente, sino cuando se decide hacer una reformación de la copa.
La poda del arbolado urbano tiene como objetivo adecuar y mantener la forma natural del árbol a su entorno morfológico. Con la poda se logra: restablecer el equilibrio entre el sistema radical y la parte aérea de la planta al momento de su implantación, adecuar la copa al tránsito vehicular y peatonal, al cableado aéreo, iluminación de calles, mantenimiento de la forma y sanidad del árbol.

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