domingo, 13 de febrero de 2011

DISEÑO DE JARDINES

Los jardines demandan un gran cuidado en su elaboración y mantenimiento, de manera que los árboles y las plantas o flores no se pueden colocar de un modo casual, sino siempre pensando en el equilibrio y la belleza del resultado final. La labor de diseño de los jardines permite aprovechar al máximo la superficie que tengamos e, incluso, crear un efecto de agrandamiento, a través de la correcta utilización de todos los elementos que componen estas zonas. Además, el diseño no se puede realizar sin tener en cuenta el contexto en el que el jardín se encuentra, es decir, su entorno.
El objetivo principal de cualquier diseño exterior es manejar este espacio con cualquier fin: utilitario, de recreación, de circulación, estancia, reposo, etc. Además, dentro del hogar, el jardín refleja la personalidad del dueño de la casa o de los habitantes de la misma, convirtiéndose así en un elemento más de identificación y recreación personal.
Hay múltiples alternativas de diseño, según el terreno o los materiales que se deseen emplear. Sin embargo, hay una serie de aspectos que se deben respetar siempre. Uno de ellos es que, alrededor de una construcción, el jardín ha de combinar con las líneas rectas y los ángulos que definen ésta. La segunda regla de oro es que, a medida que el jardín se vaya alejando de la casa, puede ir aumentando la variedad de formas, de manera que pueden empezar a predominar las curvas y los círculos. De este modo, las áreas de mayor superficie se ocupan con césped, mientras que los arbustos y los árboles constituyen el verdadero esqueleto del conjunto. Cuando los terrenos son lo suficientemente extensos, a una distancia considerable de la casa, cabe la posibilidad de crear zonas ajardinadas más naturales, con una mayor predominancia de árboles y un aspecto más desordenado. Éstas son zonas de bajo mantenimiento .Con independencia de estas tres reglas principales, lo primero que hay que hacer, al proponerse el esbozo del jardín, es observar cuidadosamente el terreno en el que éste se va a realizar, las características del suelo, los vientos o los lugares de sol y sombra, entre otras cosas. Además se debe tener una idea clara de lo que se quiere realizar, para ponerlo en relación con estas características físicas.

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